El concepto de eficiencia energética en arquitectura se ha convertido en un factor de gran relevancia ya indiscutible. Su importancia se fundamenta en la necesaria reducción del consumo de energía en los edificios, hasta el mínimo posible, al tiempo que se garantizan los estándares de confort y servicios para sus usuarios.

Es un capítulo fundamental en el sector de la arquitectura, tanto en la construcción de nueva planta como en restauración de edificios. Pues el logro de la más alta eficiencia implica un gran ahorro en electricidad y recursos, y se evitan las contaminantes emisiones de CO2 a la atmósfera.  El cuidado del medio ambiente deviene imprescindible en un momento de emergencia climática, que redunda en la salud del planeta y también de quienes lo habitamos. En paralelo, para los usuarios de un edificio supone reducir su factura de consumo de forma sustancial.

El dato de que en la Unión Europea los edificios representan el 40% del consumo total de energía, y que   un 75% de ellos no son eficientes, revela que el margen de mejora es muy amplio.  Y que la implementación de estrategias para una arquitectura sostenible se hace urgente. En nuestro país, ocho de cada diez edificios no cumplen los requisitos de eficiencia energética, lo que implica un mayor gasto de energía para sus ocupantes, a la vez que repercute en una menor calidad de vida.

El objetivo de la última Directiva de Eficiencia Energética de edificios de la Unión Europea, postula políticas energéticas sostenibles, que reduzcan la huella de carbono y vayan a favor del equilibrio medioambiental de nuestro ecosistema. Pero también persigue propulsar la eficiencia energética como un punto significativo cuando se adquiere una vivienda, tanto de nueva construcción como de segunda mano. Y estimular la implementación de medidas que la mejoren.

Cómo lograr la más alta eficiencia energética

Un edificio con la más alta eficiencia energética es aquel que logra la mínima demanda de energía.  Para ello, los profesionales de la arquitectura y la construcción cuentan con múltiples estrategias, que combinadas, se potencian unas a otras. Es imprescindible el estricto aislamiento térmico de toda la envolvente del edificio. De este modo en invierno penetra el mínimo frio, reduciéndose el consumo de los sistemas de calefacción. Y en el interior se mantiene más tiempo el calor sin que se produzcan fugas. De igual modo, en verano el aislamiento frena la entrada de calor, y se evita el uso de aire acondicionado o se minimiza. Un diseño arquitectónico que propicia la ventilación cruzada es una medida de apoyo, de gran eficacia, en los meses del año que las temperaturas se elevan más grados.

La estanqueidad de los edificios en sus aberturas, puertas y ventanas, y el uso de vidrios adecuados para cada climatología, trabajan a favor de la alta eficiencia. A ello se debe sumar un sistema de ventilación que asegure la necesaria renovación del aire del interior de una vivienda o edificación. La construcción altamente eficiente también atañe a los materiales con buena inercia térmica. Las cubiertas verdes contribuyen a frenar la entrada de calor por la quinta fachada.

Cómo optimizar las energías renovables

El aprovechamiento solar, tanto pasivo como activo, es otra de las grandes bazas en el logro de máxima eficiencia energética. Con orientación sur, un edificio se beneficia de las máximas horas de calor solar en invierno, y con la incorporación de paneles fotovoltaicos se genera la energía eléctrica necesaria. Suponen un uso de energía limpia, y relegan los combustibles fósiles que dañan el medio ambiente.

La eficiencia energética en arquitectura  atañe a la optimización de todos los procesos de producción en los sistemas de calefacción, refrigeración y generación de agua caliente , con la elección de equipos altamente eficientes. Así como la elección de electrodomésticos con la calificación más alta de eficiencia energética.

La implementación de sistemas integrados de energías renovables tiene por objetivo el logro de cero emisiones a la atmósfera, es decir un edificio ecológico y respetuoso con el entorno. El empleo o convivencia de otras fuentes de energía renovables como aerotermia o geotermia, combinadas con equipos altamente eficientes (bombas de calor, etc) pueden dar respuesta personalizada a cada proyecto según su ubicación y climatología.

La iluminación más eficiente en arquitectura

Es competencia del arquitecto realizar un diseño del edificio que aproveche al máximo la luz natural solar. Y proponer una construcción equilibrada entre superficies acristaladas y muros construidos, que garantice la plena eficiencia energética. Potenciar el uso de luz natural implica un ahorro de energía, de consumo eléctrico para el usuario y también una mayor calidad de vida. En el momento que el sol decae, el empleo de sistemas de iluminación artificial de alta eficiencia tiene en la tecnología LED la mejor aliada. Su consumo es muy bajo y su larga vida reduce residuos y minimiza el impacto ambiental. Los programadores de luz para planificar horarios de encendido y apagado, los sensores de movimiento que encienden la luminaria solo cuando detecta una presencia, o los temporizadores, también contribuyen al ahorro energético.

Simon iO App

Los sistemas de control inteligente de un edificio hoy constituyen una herramienta muy útil para conocer de modo fidedigno su consumo real  y poder aplicar las correcciones necesarias en el terreno de la eficiencia energética. De este modo se puede incidir en la reducción del consumo que redunda en menores costes para los usuarios. Además, el habitante de una casa que adopta esta tecnología toma conciencia directa de lo que supone el consumo energético, su gasto particular e incidencia en el medio ambiente.