Arquitectura biofílica: conectar a las personas con la naturaleza a través del diseño
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El diseño biofílico incorpora vegetación y elementos naturales al propio proyecto arquitectónico, revirtiendo en el bienestar físico y emocional de los usuarios y la salud del planeta. 

La naturaleza y sus ciclos ha guiado a lo largo de los tiempos al ser humano en la construcción de edificios. Las revoluciones industrial y tecnológica de los siglos XIX y del XX, sin embargo, pusieron gran énfasis en la maquina y lo artificial. Y el crecimiento imparable de las ciudades ha alejado a una gran parte de la población mundial de la naturaleza. La actual crisis climática y el imperativo de un desarrollo sostenible a todos los niveles- con significativa relevancia en el sector de la arquitectura y la construcción- ha devuelto, no obstante, la mirada hacia la naturaleza y los sabios sistemas que la rigen. Poniendo de manifiesto que no existe frontera entre el ecosistema y los humanos, pues formamos parte de él.  

 

 

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Parque urbano junto al lago, Bangkok 

 

 

La arquitectura biofílica surge ante una necesidad de reequilibrio. Una búsqueda por recuperar, a través de la construcción y el urbanismo, la conexión con la naturaleza, que comporta bienestar y salud a todos los niveles, individual, colectivo y planetario. Hoy la investigación tecnológica enfocada a la sostenibilidad, con la participación de la naturaleza, puede ofrecer mejor calidad de vida al conjunto de los seres vivos. La nueva conciencia arquitectónica más avanzada pone el foco en la capacidad de diseñar entornos regenerativos, acompasados a la propia naturaleza. 

 



 

Arquitectura biofílica para el bienestar  

 

El diseño biofílico en arquitectura incorpora una significativa presencia de vegetación, plantas y árboles, tanto en el interior como en las visiones exteriores y el entorno urbano próximo. Elementos fundamentales para la vida como son el agua y la luz natural (intrínsecamente dinámica), también son relevantes. Además, contempla el uso de materiales naturales: madera, fibras vegetales, piedra, acilla, en los espacios interiores, que favorecen el confort térmico y acústico, y eluden compuestos tóxicos. Los proyectos que incorporan formas orgánicas y patrones evocadores de la naturaleza y su fluidez forman parte, así mismo, del diseño biofílico.  

El objetivo final es una habitabilidad más saludable, en el conjunto de condiciones ambientales y en el aire que respiramos, pero también una experiencia sensorial cotidiana, visual, táctil, olfativa y sonora, más plena. Todo ello extendido a los entornos residenciales, de trabajo, sanitarios, escolares, o de ocio.   

 

 

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Vórtice de lluvia en el aeropuerto de Singapur

 

 

Estudios realizados a lo largo de las últimas décadas han revelado que una mayor presencia y conexión con la naturaleza, incluso la mera visión de plantas y árboles, o imágenes de estos, disminuye los indicadores de estrés y produce bienestar físico y emocional en las personas. El contacto prolongado con la naturaleza tiene efectos restauradores de la atención, potencia la concentración y la creatividad. En arquitectura hospitalaria se ha comprobado que la recuperación de pacientes es más rápida en habitaciones desde las que se puede contemplar naturaleza, con vistas a una arboleda o al mar.  

 

La hipótesis biofilia (del griego: bio, vida, y philia, amor por) fue desarrollada en el libro del mismo nombre, de 1984, por Edward O. Wilson, eminente biólogo, profesor emérito de la Universidad de Harvard y ganador de dos Premios Pulitzer. Wilson (también coautor del concepto de biodiversidad), sostiene como en los sistemas naturales existen conexiones esenciales entre el ser humano con el resto de organismos vivos. Y defiende una concepción del ser humano fuertemente conectado en su evolución, que ha mantenido el vínculo biológico, emocional y psicológico con la naturaleza.  

 

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Pabellon hospitalario Sant Pau, Barcelona

 

 

Como pionero en aplicar los principios de la biofilia al entorno construido se encuentra Stephen R. Kellert (1943-2016), profesor emérito de ecología social en la Escuela de Estudios Forestales y Ambientales de Yale. Su relevancia da nombre al premio 

Stephen Kellert Biophilic Design Award, entre cuyos recientes ganadores se encuentra el estudio neerlandés ORGA Arhitect. 

 



Proyectos inspiradores de conexión con la naturaleza 

 

Si bien la arquitectura biofílica, como tal, se ha definido recientemente, la Alhambra de Granada, por ejemplo, se considera un proyecto biofílico, mucho antes de que se acuñara el término. La vegetación, el agua y la luz natural son parte inherente de su diseño y generan bienestar a quienes la visitan. 

 

La arquitectura biofílica contemporánea cuenta con ejemplos por todo el mundo. La torre de 50 plantas proyectada por el despacho danés BIG liderado por Bjarke Ingels, en el distrito financiero de Singapur, se ha concebido en su interior como un gran pulmón verde. O el nuevo edificio del aeropuerto Jewel Changi también en Singapur, del estudio Sadfdie Architects, con impresionante cascada de agua y un interior con frondosa vegetación. En realidad, a Singapur se la conoce como “ciudad biofílica”, pues la superficie de espacio público verde ocupa prácticamente la mitad de la superficie total del municipio. Es consecuencia de un programa de desarrollo verde que se inició ya hace medio siglo y atañe de pleno a los entornos construidos. 

 

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Parque natural en la región central de Singapur 

 

Otros ejemplos pioneros de diseño biofílico son la Tree Tower de Toronto, Canada, de Studio Precht: una torre de 18 pisos edificada con madera y habitada por vegetación. O el Bosco Verticale, dos torres residenciales en Milán, obra de Boeri Studio, de 80 y 112 m de altura que albergan casi 800 árboles de distintos portes.   

 

En el sector de la vivienda unifamiliar, toda aquella arquitectura que establece una conexión profunda entre sus habitantes y el mundo natural, y es fuente de vitalidad y armonía, puede considerarse arquitectura biofílica. La Casa de la cascada de Frank Lloyd Wight (1934) sería un icono temprano de esta visión. 

 

Diseño biofílico y sostenibilidad 

 

Diseño biofílico y sostenibilidad son dos conceptos estrechamente trabados en la ciudad contemporánea. Al promover la presencia de vegetación en nuestros hábitats y en el espacio público, la arquitectura biofílica aminora el efecto isla de calor en los entornos urbanos. De forma natural y limpia, regenera la calidad del aire en interiores y exteriores. Y reduce la huella de carbono de la arquitectura. Así mismo, la presencia de vegetación y arbolado en la ciudad mejora la gestión del agua y aumenta la biodiversidad, puntales de un ecosistema sostenible.