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Con el uso energías renovables y la reducción al mínimo de demanda energética, se puede alcanzar la casa autónoma que cubre además la alimentación de vehículos eléctricos.
La casa autónoma es aquella que se abastece por si misma de sus necesidades energéticas, y otros recursos, que aseguren los estándares de confort actuales para habitar. En el uso de energías renovables, con la solar como protagonista, se basa uno de sus principios fundamentales. Al que suma el diseño de una arquitectura que favorezca una demanda energética muy baja o casi nula. Hoy día, edificar una casa autosuficiente energéticamente es solo cuestión de tomar la decisión. Pues ya están bien desarrollados todos los sistemas y tecnologías que lo posibilitan.
En las casas donde no llega el suministro eléctrico se ha demostrado durante los últimos años con creces que es posible esta autonomía. En las viviendas conectadas a la red también se puede lograr esa casa positiva que genera más energía de la que consume y es suministrable a edificaciones vecinas, otras propias, o puede entregarse a la movilidad eléctrica solar.
Los beneficios de la casa autosuficiente
Los réditos de una construcción autónoma actúan a distintos niveles. Uno es el ahorro en costes fijos a largo plazo. Pues la casa ecológica autosuficiente consume hasta un 90 % menos de energía que una casa tradicional del siglo XX. Así mismo, se evitan emisiones de C02 a la atmósfera, principal factor del cambio climático, con el consiguiente menor impacto medioambiental. Se reduce la dependencia de la red eléctrica tradicional. Y se contribuye globalmente a la necesaria sostenibilidad de la arquitectura en aras a proporcionar salud a las personas y al planeta.
La energía solar es uno de los principales recursos de que dispone la casa autónoma. Con la ventaja de jugar a favor de los países de la franja mediterránea, que disfrutan del doble de días de sol al año que los países de Centroeuropa. Aunque en estos momentos, países como Alemania nos aventajan considerablemente en vivienda con consumo casi nulo.
A los equipos para obtener energía renovable como la solar, se unen otras energías limpias y que no se agotan como la aerotermia o geotermia, y sistemas que facilitan complementariedades cuando es necesario. Se estima que si se sumaran edificación y movilidad autosuficientes, se evitaría dos tercios del consumo energético a nivel global del planeta.
Los componentes clave de la casa autónoma
Entre los paneles solares fotovoltaicos más eficientes se encuentran los monocristalinos. La superficie fotovoltaica puede funcionar con consumo directo, y equiparla con equipo de baterías que almacena la energía. Son placas que proveen tanto electricidad como pueden solucionar el suministro de agua caliente sanitaria.
Son muy útiles los actuales sistemas que proporciona información sobre la energía que está produciendo la casa en cada momento, para conocer de primera mano que se genera y, también, poder adecuar el consumo según ese parámetro si es necesario.
Las estaciones de carga para vehículos eléctricos destinados a vivienda ofrecen buena versatilidad. Se aprovecha la electricidad de la red residencial. Pueden conectarse a un panel solar o energía renovable. Y disponen de funciones Smart para iniciar la carga con control remoto. Una vivienda unifamiliar en un día de sol tiene capacidad para suministrar energía extra para un coche eléctrico en un trayecto de un par de centenares de km. Puede alimentar a varios automóviles con producción propia y, a la vez, estos devenir un reservorio de energía, si llegase el caso.
La reducción de la demanda energética es primordial en la casa ecológica autosuficiente. Y pasa por la adopción de un conjunto de estrategias complementarias. La mejor orientación de la vivienda para aprovechar la energía solar pasiva. Envolventes de gran eficacia que garanticen pleno aislamiento térmico, y retengan el calor captado en invierno. Pavimentos con buena inercia térmica, es decir capaces de guardar el calor del sol que les llega y liberarlo de modo progresivo a lo largo de la noche. Vidrios tecnológicos con altas prestaciones. Disposición de aberturas que permitan ventilación cruzada cuando llega el calor, y elementos de sombreado. Una arquitectura compacta también contribuye a reducir la demanda energética. La adopción de electrodomésticos de bajo consumo es imprescindible, así como iluminación led de consumo mínimo.
Los números ya están hechos y son concluyentes. Concretando, actualmente una casa autosuficiente que cumpla con el estándar Passivhaus Plus (según certificación Passive House Institute), demanda un máximo de 45 kWh por m2, al año de energía primaria renovable. Y es capaz de generar energía renovable de 60 kWh por m2 al año, como mínimo.
En el capítulo de recursos hídricos, la casa autónoma puede abastecerse con depósito de recogida de agua de lluvia, y complementarlo con cubas de agua. La instalación de sistemas de reciclaje de aguas grises ofrece ahorros suplementarios. También se está desarrollando el sistema de generación de agua atmosférica a partir de energía fotovoltaica, que produce un agua de calidad apta para el consumo humano.