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Igual que la Smart City, su razón de ser es una ciudad más eficiente y sostenible. En la iluminación urbana, además, es relevante iniciar una reflexión sobre que se desea iluminar y que no.
La ciudad es un extenso espacio de convivencia común. Un territorio urbanizado complejo con sus propios ritmos y flujos de actividad, muy variados, además, en cada lugar y momento del día. El concepto de Smart City, introducido a finales del siglo XX, que emplea la tecnología de la información y comunicación para mejorar las infraestructuras de la ciudad, es ya una realidad ineludible. Una vía de progreso que abarca la eficiencia, sostenibilidad y ahorro energético, y toca de pleno el capítulo de la iluminación urbana. De ahí el término derivado Smart Street Lighting.
Hoy podemos comprender una ciudad a través de la noche y sus paisajes nocturnos. Y la gran disponibilidad de datos y fluidez permite efectuar mediciones y cuantificar. Según Pablo Martínez Diez - arquitecto y planificador urbano, co-fundador de 300.000km/s y experto en big data- “cuando queremos describir la ciudad de noche, el ojo no es capaz de ver en oscuridad. Pero los datos sí revelan lo que se oculta. Enseñan aforos en los distintos lugares. Son el latido de las ciudades”.
Los distintos ritmos de las ciudades
Pablo Martínez-Diez, quien ofreció una ponencia en el reciente Simposio "Simon: 100 Años iluminando Ciudades", celebrado en La Casa de la Luz de Madrid, desde su oficina 300.000 km/s ha confeccionado mapas y esquemas donde visualizar los distintos ritmos de ciudades como Madrid, Barcelona, Chicago, Sao Paulo, Tokio, Milán... Con las zonas de actividad nocturna y diurna, y las diferentes frecuencias en cada ciudad, que varían a lo largo de los días de la semana y las horas del día. La noche tampoco es homogénea. Guarda en si misma distintos ritmos. Cambia cada día de la semana. Y además presenta franjas de actividad específicas, durante el atardecer, la noche y la madrugada.
La digitalización imprescindible
Digitalización y Smart Street Lighting van de la mano. Isabel Bellot-Directora de Transformación Digital de Grant Thornton y del Máster de esta especialidad en La Salle-Universitat Ramon Llull- también presente en la jornada, considera que la digitalización en la iluminación urbana reporta ventajas para mejorar la eficiencia energética, la sostenibilidad y también la salud y seguridad ciudadana. “Esto se logra – explicó- instalando sensorización, analizando todos los datos obtenidos en tiempo real de esa sensorización, apoyado además con tecnologías como es la inteligencia artificial”.
Las tecnologías punteras también facilitan todo el proceso de un proyecto de iluminación urbana, para compartir los datos de un modo extendido. Según Ignasi Pérez Arnal -CEO BIM Academy y Congress Director de REBUILD, es destacable su aportación en relación con la construcción 4.0, que llega ahora con la cuarta revolución tecnológica basada en la conectividad. Esta construcción 4.0 significa que es viable digitalizar la iluminación y obtener datos de esta. Implicado en la organización del simposio, Pérez Arnal recalcó que “podemos ir hacia una arquitectura mucho más avanzada y una ciudad más avanzada. Gracias a compartir datos de una forma fehaciente entre los agentes que participan en el ciclo de vida de un proyecto de iluminación, desde los mismos gestores a los operadores, mantenedores y también los habitantes de una ciudad. Algo que hasta ahora no se podía hacer y que veremos en el futuro de nuestras ciudades”.
¿Dónde queremos iluminar?
La coctelera del big data hoy permite extraer informaciones singulares y complejas. En una ciudad, en cada franja horaria revela la cantidad de gente que se encuentra en sus hogares, la actividad de personas en las calles y el tráfico en las arterias de la ciudad. Permite disponer de mapas de la ciudadanía que camina en el espacio público o que compra. Actualmente, durante la noche la iluminación urbana predomina en los grandes ejes viarios, en ejes patrimoniales, donde el alumbrado se encuentra en el plano vertical de la arquitectura, y también en equipamientos deportivos. Aunque en ocasión esa iluminación no se encuentre en los espacios donde se produce un mayor movimiento social.
Pablo Martínez-Diez opina que el big data contribuye a una mejor iluminación urbana, puesto que “permite hacer que el proyecto de alumbrado reaccione y responda a este conocimiento que somos capaces de generar. Y, por tanto, que el alumbrado no sea homogéneo en todos los lugares de la ciudad, sino que cambie, y que cambie no solamente en el espacio, sino en el tiempo, al ritmo que palpita la ciudad”.
Para este experto ahora se deben abrir nuevos debates: ¿Se ha de iluminar o no toda la actividad social? ¿Hay que iluminar donde no hay actividad? ¿Debemos reproducir de noche las estructuras del día? O preguntarnos sobre si existe una identidad nocturna de la ciudad. Aspectos sobre los que queda mucho por reflexionar. La Smart Street Lighting hoy persigue un diseño más sostenible, no solo en la fuente de luz altamente eficiente, con luminarias y lentes más sostenibles. También aborda como un factor principal que se ilumine allá donde realmente es más deseable y necesario.