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Descubre cuáles son las certificaciones que evalúan la excelencia en eficiencia energética de la arquitectura de tus proyectos
Los sellos que evalúan y certifican la excelencia en eficiencia energética de la arquitectura contribuyen al desarrollo sostenible y optimizan la rentabilidad económica del edificio.
Catálogo Iluminación interior Essentials
El siglo XXI viene rotulado con un gran objetivo conjunto: las ciudades y cualquier lugar donde se producen asentamientos humanos deben asumir un desarrollo sostenible. La arquitectura que modela las urbes es una pieza esencial en este reto. Y el logro de la excelencia en la eficiencia energética de cada edificio supone un paso más para acrecentar el bienestar y la salud de las personas y el planeta, y hacer las ciudades más resilientes.
Los certificados de eficiencia energética representan una herramienta imprescindible en esta transición hacia una construcción más ecológica y menos contaminante. Constituyen hoy el documento oficial donde se refleja la energía que consume el edificio y las emisiones de CO2 que emite a la atmósfera.
Entre los sellos más exigentes a nivel internacional se encuentra el LEED (Leadership in Energy and Environmental Design), y su categoría Platino como la más alta certificación en eficiencia y sostenibilidad. Evalúa parámetros como el consumo de energía, uso de energías renovables o emplazamiento del edificio. Pero también contempla aspectos como el acceso con transporte público o estacionamiento de vehículos y bicicletas. Junto al LEED, otros prestigiosos certificados de eficiencia y calidad son BREEAM, Passivhaus o Cradle to Cradle. Todos ellos validan la alta sostenibilidad del edificio durante su construcción, uso y mantenimiento. Y contribuyen al objetivo europeo de Edificación de Consumo Casi Nulo.
Los beneficios de un edificio con sello de alta eficiencia energética son múltiples. Y directamente proporcionales a su impacto medioambiental. Así mismo, el ahorro energético deriva en una reducción sustancial de costes para la propiedad del edificio. Y el certificado implica un aumento de su valor en el mercado inmobiliario.
Proceso para obtener un certificado energético
Muchos de estos certificados energéticos son voluntarios. Aunque, se están convirtiendo en indispensables pues constituyen una detallada guía para alcanzar la sostenibilidad y el ahorro. Todo proyecto arquitectónico que aspire a estos sellos debe asumir desde el inicio las estrategias y los valores de una construcción ecológica.
Los criterios analizados abarcan desde mecanismos de climatización sostenible a la gestión eficiente del agua o el uso de materiales ecológicos, no tóxicos y de proximidad. El sello LEED, por ejemplo, se rige por la obtención de puntos, hasta un máximo de 110. Para la categoría más alta Platino se requiere hasta 80 puntos. Y se diferencia la evaluación en edificios de nueva construcción y existentes a reformar.
Acogerse a la excelencia de los sellos de certificación energética implica también una visión de futuro. A mejores condiciones habitacionales, mayor es la repercusión en la calidad de vida global.
Mejorar la calificación energética de cada edificio
Desde las administraciones públicas, tanto a nivel Europeo como en España, con la nueva Ley de Calidad de la Arquitectura, se produce una clara apuesta por la edificación sostenible. Y una gestión de la ciudad que suponga un impacto positivo en el medio ambiente. Hoy toda edificación tiene la posibilidad de remontar su calificación energética.
El certificado de eficiencia energética en la Unión Europea es actualmente obligatorio en muchos de los países que la forman. Conocer la clasificación del edificio, según la etiqueta energética de la A a la G (A como la más alta eficiencia, G la menor), resulta muy útil para obtener información sobre su consumo de energía y emisiones de dióxido de carbono a la atmósfera. Los certificados más completos incluyen propuestas del técnico que lo realiza para aumentar la eficiencia de la vivienda e implementar mejoras (aislamiento térmico en la envolvente, estanqueidad de aberturas, instalación de energía solar fotovoltaica)
Se estima que una vivienda con calificación energética A -es decir la que requiere muy poca energía para funcionar- puede alcanzar una reducción de consumo energético de más de un 90% respecto a una con calificación G. En España, en el capítulo de vivienda ya construida, queda todavía mucho por hacer. Según el Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE), organismo adscrito al Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, en este grupo de edificios solo el 0,25% ostenta calificación A o B. Sin embargo, en los edificios de nueva construcción las mejores calificaciones ya representan casi el 50% de la totalidad.
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