La arquitectura vernácula reivindica la necesidad de construir de acuerdo a las necesidades, recursos y condicionantes culturales y climáticos de cada región.

Tradición, identidad, carácter local y autenticidad son algunos de los términos asociados a la arquitectura vernácula, del latín vernaculus, que significa doméstico, nativo o indígena. Una tipología surgida hace ya mucho tiempo, como respuesta de los pueblos autóctonos de cada región a sus necesidades de habitar, y que ahora está más presente que nunca, debido a la situación actual de crisis climática y la necesidad de cambiar un paradigma de construcción que se ha vuelto ya insostenible.

El regreso de lo vernáculo

Casa Passivhaus / mínima / Fotografía mínima

Tras un periodo de globalización, donde se ha dado en muchas ocasiones 'la espalda' a tradiciones, cultura y entorno natural y construido, cada vez son más las voces que se alzan en defensa de la arquitectura vernácula. No cómo una burda copia de las construcciones tradicionales, sino como una reinterpretación contemporánea adaptada a un modo de vida dinámico y cada vez más cambiante, donde lo contemporáneo no tiene porqué estar reñido con lo vernáculo. Una postura que hace más de un siglo ya defendía Frank Lloyd Wright (1867-1959), con proyectos como su icónica Waterfall House, donde el arquitecto norteamericano mezcló de forma magistral lo natural con lo construido.

Un breve recorrido por su historia

Piscinas Municipales de Castromonte / Óscar Miguel Ares / Fotografía Eugeni Bach

En el siglo XX, y aunque la llegada del movimiento moderno, con los famosos cinco puntos de la nueva arquitectura de Le Corbusier, supuso una ruptura con la tradición, que en ocasiones abogó incluso por la destrucción de centros históricos de muchas ciudades, un nutrido grupo de arquitectos se levantó a favor de lo vernáculo. José Luis Sert, Raoul Hausmann o el autor del libro 'Arquitectura sin arquitectos', Bernard Rudofsky, fueron algunos de los defensores de un tipo de arquitectura que la modernidad trataba de olvidar.

Considerado otro padre de la arquitectura vernácula y sostenible, el conocido como 'arquitecto de los pobres', Hassan Fathy (1900-1989) se negó, en contra de las corrientes de su época, a incorporar los cánones internacionales neocolonialistas en sus proyectos, optando por una construcción que recuperaba técnicas y materiales locales al servicio de la arquitectura moderna.

Casa-estudio / inN Arquitectura / Fotografía Manolo Espaliú

La materialidad de la arquitectura del Premio Pritzer 2009, Peter Zumthor, es otro claro ejemplo de esta arquitectura, que observa y se apropia de elementos de su entorno para dar lugar a proyectos como las Termas de Vals, en Suiza, con unos grandes muros de un material local (Gneiss de Vals) proveniente de una cantera muy cercana; o los cubrimientos arqueológicos romanos de Coira, donde volúmenes de madera recrean los graneros tradicionales de la comarca de los Grisones.

Hacia un futuro sostenible

Casa Marcela / Erbalunga Estudio / Fotografía Iván Casal Nieto

Reflejo de su entorno y clima, la arquitectura vernácula aprovecha los recursos y técnicas disponibles en cada región, reduciendo los costes de construcción y generando edificaciones sostenibles y ecológicas, que minimizan transporte de materiales y utilizan recursos renovables. Desde las construcciones elevadas del suelo para protegerse de la humedad, y con techos altos y grandes ventanas para facilitar la ventilación, de los climas tropicales; a gruesos muros de adobe o piedra, y patios para proporcionar sombra, en el desierto; o cubiertas inclinadas que evitan la acumulación de nieve en las casas de montaña.

Arquitectura vernácula en España

Casa Ter / Mesura / Fotografía Salva López

En España, las barracas valencianas, las casas cuevas de Andalucía, las pallozas gallegas, los hórreos de Asturias y Galicia o las masías catalanas son algunos ejemplos de esta arquitectura vernácula, donde el patrimonio arquitectónico convive con una probada eficiencia y la sostenibilidad. Recursos de kilómetro cero, materiales sostenibles, diseño biofílico y un enfoque passivhaus que en la actualidad dan lugar a proyectos únicos, funcionales y adaptados a su entorno, como Cal Serni, de Victor Bouman en Monistrol de Calders; Casa Ter, de Mesura en el Bajo Empordá; la Casa-estudio, de inN Arquitectura en Huelva; la Casa Passivhaus en los Valles Pasiegos de Cantabria, de mínima; la Finca en Extremadura, de Abatón; Casa Marcela en El carpio de Tajo, Toledo, de Erbalunga Estudio; o las Piscinas Municipales de Castromonte, Valladolid, de Óscar Miguel Ares, entre otros.