Iluminación de fachadas: claves y consejos para acertar
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En la iluminación de fachadas nos centramos en entradas y detalles arquitectónicos, usando luces LED, uplighting o downlighting, según el efecto buscado

La iluminación de fachadas es importante porque la parte exterior siempre es lo primero que vemos de los edificios. Por eso, tenemos que saber qué luces instalar y en qué disposiciones. A continuación desvelamos todo esto, con algunas claves que debemos tener en mente para alumbrar construcciones urbanas por fuera. Es decir, hoteles, centros comerciales, sedes corporativas e inmuebles públicos como ayuntamientos.

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Catálogo iluminación exterior

¿Cómo alumbrar una fachada?

 

Para una correcta y buena iluminación de fachadas, primero hay que definir cuál va a ser su objetivo: 

 

  • Funcional, que busca aportar seguridad y visibilidad. Esto último, especialmente cuando cae la noche o la luz natural es escasa por la climatología.
  • Estético o decorativo, cuya idea es resaltar los elementos arquitectónicos como cornisas o columnas, sin deslumbrar, para que el edificio sea más atractivo a la vista. 

 

También la construcción puede requerir una mezcla de ambos. Entonces, debemos realzar su arquitectura, sobre todo en los detalles más relevantes. Pero, al mismo tiempo que alumbramos zonas clave. Como la entrada principal o la vegetación próxima al inmueble.

 

Entre las opciones de luces más adecuadas, podemos colocar:

 

  • Focos empotrados. Unos de los favoritos por dar luz directa y por estar fabricados con materiales de alta protección, algo esencial para instalarse a la intemperie. Su uso está condicionado a la disponibilidad de espacio en la fachada. Por ejemplo, en la base de columnas o en detalles arquitectónicos en la pared. También suelen instalarse en el suelo, creando un efecto dramático al iluminar de abajo hacia arriba.
  • Proyectores. Idóneos para destacar ciertos elementos, evitando las sombras. Pueden situarse a una determinada distancia del objeto que ilumine. Se montan en línea en los dinteles, en los marcos de ventanas o en bases de arcos, etcétera.
  • Apliques murales o de pared. Estos los utilizamos más como un elemento para decorar y que resalta algunos puntos, cuando no hay sitio para otras luminarias.

 

Estos tres tipos de luminarias descritos utilizan tecnología LED. Es la más económica a largo plazo. Ya que consume hasta un 80 % menos de energía que una bombilla tradicional y su vida útil es mucho más larga. Son luces rentables, aunque su coste inicial sea superior respecto a otras. 

 

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En Simon tenemos varias gamas de proyectores diseñados para la iluminación de fachadas. Como FOGO, MILOS, IRIS o IRAYA. Esta última es más funcional y mantiene un equilibrio entre prestaciones técnicas, calidad y precio. Las otras, además, también podrían aportar una luz rasante. 

 

 

¿Qué es la iluminación rasante?

 

Al hablar de iluminación rasante, nos referimos a una técnica en la que la luz se proyecta casi de forma paralela a una superficie. Por ejemplo, una pared o un suelo. Basada así en la acentuación, es muy eficaz en fachadas históricas para resaltar texturas y relieves. 

 

Lo que conseguimos con ella es crear efectos visuales tanto dramáticos como elegantes. En parte, gracias a las marcadas sombras que añaden profundidad y contraste. Comúnmente, la usamos en construcciones de piedra, ladrillo o materiales rugosos. 

 

 

Factores clave en la iluminación de fachadas

 

Tres aspectos resultan fundamentales en una excelente iluminación de fachadas: 

 

 

La orientación lumínica 

 

El punto de montaje de la luminaria determina su efecto luminoso. La dirección de la luz puede ir desde abajo hacia arriba para realzar la altura y los detalles verticales. O en una orientación contraria para suavizar puertas o ventanas de un edificio. Lo normal es que las luces se integren en el diseño, de forma discreta

 

Además, con una óptima orientación, conseguimos que emitan la mínima cantidad posible de luz. Algo importante para reducir la contaminación lumínica, aunque en edificios singulares esto puede ser más flexible o permisivo. 

 

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El color de la luz

 

Por su parte, el color lumínico debe adaptarse al estilo de la fachada. De manera que un blanco cálido encaja con un ambiente acogedor, alumbrando materiales más clásicos. Mientras que un blanco frío es mejor para construcciones modernas. Por ejemplo, de hormigón visto. Las temperaturas de color de luz blanca o las luces de colores pueden crear efectos artísticos o escenografías, pero recomendamos usarlas con moderación.

 

 

La iluminación inteligente 

 

Este factor igualmente es relevante porque supone recurrir a sistemas de control, como los de sensores de movimiento o programadores horarios. Nos ayudan a reducir considerablemente el consumo energético de las luces instaladas. 

 

Pues se encienden cuando es necesario, bien porque hay un tránsito peatonal o bien por la noche, cuando hay público paseando en los alrededores del edificio. Más tarde, al no haber nadie, se dejan encendidas menos luminarias para ahorrar. 

 

Incluso facilitan la apuesta por luces solares, una alternativa económica y sostenible. Regulan los niveles lumínicos, adaptándolos a cada situación y momento. Además, permiten la personalización al crear determinadas escenas.

 



En definitiva, la iluminación de las fachadas implica todo lo que hemos explicado para lograr que cada edificio luzca mejor de cara al público. Y ponga en valor su identidad o esencia, manteniendo la funcionalidad. Consulta en nuestro catálogo todos los tipos de luminarias de exterior que tenemos para sus diversos usos y espacios.

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Catálogo iluminación exterior