Gernika: luz para la memoria, valor para el espacio público
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Gernika: luz para la memoria, valor para el espacio público

Proyecto de iluminación en la Plaza de la Unión (Pasileku), con proyectores Fogo de Simon

Gernika ocupa un lugar destacado en la memoria colectiva.

 

Su historia, profundamente arraigada en la identidad vasca, ha hecho de esta ciudad un símbolo de resistencia y de reconstrucción.

 

Dentro de su entramado urbano, la Plaza de la Unión —conocida localmente como Pasileku— representa un espacio clave: un punto de encuentro ciudadano, un entorno de convivencia y un lugar cargado de significado.

 

Desde Simon tuvimos el honor de participar en la puesta en valor de esta emblemática plaza mediante un proyecto de iluminación exterior, pensado para preservar su identidad e integrarse con sensibilidad en su contexto urbano.

 

El proyecto se llevó a cabo con una premisa clara: respetar la memoria del lugar y, al mismo tiempo, garantizar una iluminación eficiente, segura y estéticamente cuidada.

 

Para ello, se instalaron nuestros proyectores Fogo, una solución que combina rendimiento técnico y diseño discreto, ideal para entornos con alto valor patrimonial.

 

Gracias a su óptima distribución lumínica y su capacidad de integración arquitectónica, Fogo permitió realzar los elementos clave del espacio sin interferir visualmente, asegurando una atmósfera cálida y acogedora durante las horas nocturnas.

 

El resultado fue una intervención sutil pero significativa, que aportó luz sin restar protagonismo al entorno.

 

fogo

 

Este tipo de actuaciones reflejan nuestra visión como marca: la iluminación como herramienta de transformación urbana, no solo en términos funcionales, sino también emocionales y simbólicos.

 

En Simon creemos que la luz tiene la capacidad de conectar a las personas con sus espacios, de reforzar el carácter de cada lugar y de acompañar su historia desde el presente hacia el futuro.

 

La colaboración con las autoridades locales fue clave para llevar a cabo una intervención coherente, respetuosa y alineada con las necesidades del municipio.

 

Porque sabemos que los espacios públicos no solo deben estar bien iluminados: deben contar historias, generar seguridad y fomentar el uso ciudadano.

 

La intervención en la plaza Pasileku fue un ejemplo de cómo la iluminación puede ser aliada de la historia, de la cultura y del bienestar urbano.

 

Y para Simon, formar parte de ese proceso fue, sin duda, un motivo de orgullo.