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La electromovilidad del parque de automóviles en España está aún muy lejos de donde debería estar, y a pesar de que se están haciendo grandes esfuerzos, parece no ser suficiente. La situación actual del sector automovilístico se encuentra muy dañado a causa de la crisis provocada por la pandemia de la Covíd-19. La única manera de reavivar el mercado es con un plan de automoción enfocado a los vehículos eléctricos.
Un estudio reciente de la ANFAC (Asociación Española de Fabricantes de Automóviles y Camiones) demuestra que estamos a la cola de la electromovilidad en Europa. En el último trimestre de 2019 solo crecimos un 0,3 %, frente al 3 % de la media europea. Nuestra valoración es de un 16,7 % que frente a la media de los otros países de Europa, un 27,9 %, nos permite decir que estamos muy lejos del objetivo actual.
La industria de la automoción tiene un papel estratégico en la economía española y es un sector con efecto tractor por su peso en el PIB nacional, el empleo directo e indirecto que genera y su aportación en la balanza comercial. Mirando a través de cifras, el sector representa el 10 % del PIB y el 19 % de las exportaciones españolas, da trabajo a 650.000 personas de forma directa y casi 2 millones de puestos de trabajo están ligados a este sector.
Concretamente, se trata del tercer sector industrial de España, después de la alimentación y la química, y el primer sector exportador con un claro efecto tractor para otras industrias como la del refino, siderurgia y bienes de equipo.
Con el objetivo de seguir siendo el segundo mayor fabricante de automóviles de Europa y el 8º en el ámbito mundial, el Gobierno español ha aprobado el Plan de Impulso de la Automoción, siendo el más ambicioso de las últimas décadas. En líneas generales, es un proyecto aceptable y trata de dar soluciones y respuestas a aspectos clave que el sector necesita para una reactivación rápida y duradera a corto plazo, es decir, para este año en curso, y a medio plazo, para los próximos años 2021 y 2022.
En concreto, en el sector de la electromovilidad, Cataluña cuenta con una cadena de valor industrial para las infraestructuras de recarga y la moto eléctrica cada vez más importante, muy vinculada a otros sectores como el de bienes de equipamientos y la electrónica de potencia. Podemos estimar que el 80 % de la fabricación nacional de infraestructuras de recarga está localizada en Cataluña, con una actividad de exportación muy destacada.
El Plan de Impulso presentado por el Ejecutivo español trata de provocar un impulso en la transición hacia el vehículo eléctrico que permita llegar en 4 o 5 años a los objetivos que se habían marcado en la Agenda de 2030. Ahora bien, para ello sería necesario que se mejorarán algunos aspectos del Plan MOVES II para conseguir un plan de máximos y así alcanzar las metas marcadas y que no se queden en papel mojado. La dotación presupuestaria del Plan MOVES II es de hasta 100 millones de euros, algo más del doble que en 2019 cuando se invirtieron 45 millones de euros. De este presupuesto, a Cataluña le corresponden unos 16 millones de euros.
En la actualidad se contemplan dos situaciones de compra de coche eléctricos. La primera se centra en la adquisición de vehículos eléctricos, híbridos y de gas nuevos, correspondiente al Programa de Incentivos a la Movilidad Eficiente y Sostenible (MOVES). Gracias a esto, se pueden obtener subvenciones de hasta 4000 € para comprar coches de menos de 45.000 € y que cumplan con las condiciones requeridas. Se calcula que solamente unos 20 coches cumplen en la actualidad con estas.
Por otro lado, todos los que entreguen un coche con más de 7 años de antigüedad, de matrícula española, ITV en Vigor y con al menos un año a su nombre, se podrán beneficiar del PLAN RENOVE, que otorga 1500 € más para el cambio hacia la electromovilidad. Además, los fabricantes también están poniendo su grano de arena con descuentos de entre 1000 y 2000 €, descuentos y aplazamientos por financiación e incluso el regalo del poste de carga doméstica.
El Plan MOVES II incluye también otras estrategias para activar la electromovilidad como la instalación de puestos de recarga o el uso de la bicicleta eléctrica. A pesar de todos estos esfuerzos, creemos que la campaña no está siendo suficiente y que las medidas podrían mejorarse. El Plan MOVES original no obtuvo los resultados deseados, en gran parte por la falta de infraestructuras públicas. En el actual, seguimos con este problema al que se le añaden la falta de muchas medidas que creemos que serían esenciales.
En resumen, el Plan de Impulso de la Automoción pretende asegurar que en 2030 pueda haber una producción anual de 700.000 o 800.000 vehículos eléctricos (un 12 % de nuevas matriculaciones, que actualmente se sitúan en un 3 %), y llegar hasta 340.000 puntos de recarga de acceso público, en la línea de los objetivos de la European Green Deal.